Por qué estoy tan intrínsecamente conectada a Taylor Swift (y la tristeza crónica de ser sólo una chica)
¿Qué tiene en común una chilena tercermundista de 19 años con la artista que fue elegida persona del año por revista Time? En este ensayo, una swiftie explica por qué tantas mujeres se ven reflejadas en Taylor. "Al final, todo se reduce a no sentirse sola", relata.
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Por Lily Moreno
Me preguntaron por ti, se me apretó la garganta y sus miradas me atravesaron. “They see right through me”, dijo Taylor Swift en The Archer.
Soy mujer y tengo 19 años. Vivo en Chile, específicamente en la comuna de San Joaquín. No soy de plata, casi nunca tengo mucha, desde que nací. Sobre todo cuando nací.
Entonces, ¿qué me podría conectar a una billonaria artista gringa, blanca y rubia, que contamina el mundo viajando en su jet privado? Resulta que más de lo que muchos podrían entender.
Un día como hoy, 13 de diciembre, pero en 1989 nace Taylor Alison Swift. La Taylor, o blondie como le dicen las gringas (rubia, para nosotros).
Tiene 34 años y es la primera cantante en la historia en convertirse en "Persona del año” por la revista Time, sólo a base de sus logros musicales.
Ha sido tal el impacto que incluso Daniel Matamala, periodista chileno abocado a temas políticos -y a quien claramente no le gusta Swift- destacó el hecho en una historia de Instagram.
De todas formas, si es cierto lo que comentan las malas lenguas, Matamala tiene mucho más en común con Taylor que yo: él tiene a su lado a una de las mejores artistas chilenas.
Frenar y evaluar mi corta vida (Taylor's Version)
Hay una tristeza que me ha acompañado siempre. Naturalmente, se intensificó a eso de los 13 o 14 años. Sin haber pasado por grandes crisis amorosas, estaba triste. No era todo negro, muchas veces era feliz.
Me refugié en la música cientos de veces, desesperada por conectar con alguien que estuviera atravesando lo mismo que yo, en un mundo donde me sentía eternamente sola.
A mis 16 años, edad crucial para la soledad, escuché el álbum folklore de Taylor Swift. La conocía de antes, obviamente. Pero en mi realidad tercermundista, altamente latina y con cero presencia en Twitter (hoy X), apenas sabía lo que eran las swifties.
En medio de una pandemia global, donde no sólo yo me sentía sola, sino todo el mundo, ese álbum llegó para cambiar mi experiencia pandémica por completo. Y esa no fue una sensación exclusiva mía.
Millones de personas conectaron inmediatamente de manera muy profunda con este álbum. Tal como la situación mundial, folklore requería desacelerar. Para mí, implicó frenar y evaluar mi corta vida.
Taylor Swift ha revolucionado los últimos dos años con sus re-ediciones de discos, los famosos “Taylor’s Version”, logrando recuperar la autoría completa de sus propios álbumes y, de alguna forma, sacarle aún más plata a canciones que ya existían. Además, lanzó canciones inéditas escritas para los álbumes que no habían sido incluidas.
Con The Eras Tour, del mismo modo, causó una locura extrema a nivel internacional: un concierto que contaba con una megaproducción y que trajo a la artista por primera vez a Sudamérica, pero no a Chile.
Cientos de fanáticas chilenas cruzaron la frontera y peregrinaron hasta el Monumental de River, en Buenos Aires, para lograr ver aunque fuera un píxel de su rubia favorita.
Tanto en Argentina como en Brasil, el espectáculo fue de dimensiones impresionantes, aunque lamentablemente contó con la muerte de una swiftie en este último.
Yo con 19 años, ¿qué habría hecho ante Kanye?
Se sospecha que nació en cuna de oro. Su padre fue un asesor financiero de un banco reconocido en Estados Unidos y su madre ama de casa. Taylor creció en una granja de árboles de navidad.
El 2006 lanzó su álbum debut, Taylor Swift, con 17 años, tras un par de años de intentos y de práctica. Bajo el sello Big Machine Records, sus singles comenzaron a escalar posiciones en los tops rápidamente, y así creció también su fama.
El 2009 ocurrió el evento canónico en los MTV Video Music Awards, uno de los más recordados de su carrera. Taylor ganó el premio a Mejor Video Musical de los VMAs y, al pasar a dar su discurso, fue interrumpida por el rapero y productor Kanye West, reclamando que ese premio se lo merecía Beyonce.
Fue devastador, y el público en general estuvo de acuerdo en la bajeza del actuar del rapero. Incluso el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, expresó su desaprobación.
Taylor tenía apenas 19 años en ese tiempo. Teniendo ahora la misma edad, jamás podría imaginar el impacto que tendría en mí una situación similar.
Por qué una joven tercermundista se identifica con ella
Tengo que admitir que yo era muy joven y tercermundista para conocerla en ese entonces. Por esos años, en mi colegio sonaba Prrum de Cosculluela, o Llamado de Emergencia de Daddy Yankee (y me fascinaban). Cuando tuve suficiente autonomía para buscar música en YouTube, la encontré.
Fue en 2013 cuando salió su single 22. Yo, con 9 años, quería desesperadamente tener 22. Ahora que me están respirando en la nuca, no estoy segura de mantener la misma emoción. Escuchaba sus canciones y veía sus videos, sin poder identificarme con la mayoría, pero me encantaban. Hasta que llegué a You belong with me.
Me imagino que ese fue el principio para muchas de una larga vida de identificarse con canciones de Taylor. “Ella usa faldas cortas, yo uso camisetas, ella usa tacones, yo uso zapatillas” dice la rubia en la canción. Esa era yo, aunque principalmente se debía a que era muy chica para usar tacos.
Más tarde me fascinó Bad Blood. Ver a todas las mujeres que veía en la tele en esa posición de poder me parecía maravilloso. En ese tiempo no sabía que también me atraían, así que quemaba el botón de repetición en YouTube sin saber por qué lo amaba tanto.
Recuerdo que cada video que salió del álbum 1989 tenía tres meses de diferencia, y que los esperé todos. Wildest Dreams se sentía como un sueño de verdad, me parecía muy adulto, mientras que Blank Space me marcó para siempre.
Y un día ya no volvió. Yo seguía siendo muy chica para meterme a Twitter y saber qué estaba pasando, así que me demoré un par de años en entenderlo todo.
La habían funado. Si bien me han contado que la palabra funa se usa desde el regreso a la democracia en Chile, para mí sólo existe desde el 2018. Un silencio que pareció eterno de su parte, ahora explicado en su entrevista con Time. Un autoexilio, que no fue tan voluntario, ella se encerró y sufrió por algo que, luego se enteraría el mundo, era una farsa.
Kanye West se atribuyó su éxito en la canción Famous, donde canta “hice a esa perra famosa”. Taylor mostró su indignación con esta línea, y Kim Kardashian, en ese entonces esposa de West, publicó una llamada telefónica de Taylor aprobando el verso.
Años después se filtraría que la conversación estaba modificada y que Taylor jamás lo aprobó. Pero ya era muy tarde y el daño estaba hecho.
En mi Reputation Era (me funaron)
Como en la vida de la mayoría de nosotros, no todo es trágico. Esta caída sólo consiguió que volviera aún más fuerte. Con un marketing impresionante, Taylor se apropió del principal insulto que utilizaban los cibernautas contra ella y lanzó un álbum con temática de venganza y serpientes. Look What You Made Me Do fue un video que cada integrante de mi casa vió mínimo 15 veces.
El 2017, ya con un entendimiento de todo lo que había ocurrido, mi mundo se revolucionó con el regreso de Taylor Swift. Mensajes crípticos, secretos escondidos en los videos, todo era muy emocionante. Si bien Reputation, el álbum de su comeback tenía una fuerte estética de rojos, negros, fuego y serpientes, la mitad de sus canciones hablan de amor.
El álbum, para mí, contiene algunas de las canciones más románticas de su discografía. La distinta madurez entre 1989 y Reputation es sumamente palpable. Este cambio refleja muy bien cómo se siente recibir un golpe tan fuerte y los efectos que esto tiene en ti.
Yo lo entendí mucho después, cuando tuve mi propia funa a base de relatos falsificados. Fue una de las veces en las que me sentí conectada a Taylor de la manera más intensa posible. Es extrañamente específico, pero en realidad, no lo es tanto.
Hoy en día es muy común ver a, principalmente mujeres o personas de las disidencias sexuales, utilizar la frase “en mi reputation era”, no necesariamente después de haber sido escrutinados por la opinión pública como ocurrió con Taylor y conmigo, pero sí de algún evento que los marcó profundamente.
Luego vino otro momento importante para Taylor Swift y las swifties. Junto con el álbum Lover, en 2019, la cantante finalmente tomó una postura política, después de fuertes insinuaciones de parte del público sobre sus preferencias.
Estuvo públicamente en contra de Donald Trump, y de manera muy entusiasta apoyaba a la comunidad LGBTIQ+.
¿Qué tan genuino es su apoyo a las causas que menciona? ¿Qué tan comprometida está con mejorar la sociedad? Claramente las críticas existieron y aún existen, pero, por lo que se puede observar en redes sociales, no es un tema que le remueva la conciencia tan seguido a las swifties, y probablemente tampoco a la misma Taylor.
Ahora se vienen los períodos que considero cruciales para el actual éxito de Taylor Swift, y por qué está conectando tan profundamente con tanta gente a nivel internacional, retomando mi punto inicial.
Me aferré a Taylor como si ella me pudiera ayudar
El 24 de julio de 2020, con apenas horas de aviso previo, fue lanzado Folklore. Este sería el séptimo álbum de su carrera. Como ya mencioné, una tristeza me acompañaba.
La noticia me encontró encerrada mental y físicamente, con un poco de pánico por el constante estado de ansiedad y melancolía en el que me encontraba a consecuencia de la pandemia. Sin embargo, escuché esa misma noche el álbum.
Yo había dejado de escuchar a Taylor tan seguido, apenas interactuaba con su contenido en internet. Sonó la primera canción, y fue algo absolutamente distinto a lo que podría haber esperado. Simple, profundo y atrapante.
Me cautivó de manera inmediata, y se volvió lo que más escuchaba por un buen tiempo, cada vez digiriendo más las intensas letras que contenía el álbum.
Me impresionaba plenamente cómo me veía reflejada en al menos una línea de cada una de las canciones, y algunas se sentían como si las hubiera escrito sobre mí. Era un álbum orgánico, esencial y estructuralmente triste, y así me sentía yo.
Estoy segura que para este fenómeno hay muchas explicaciones dentro de lo investigado sobre las relaciones parasociales. Una relación parasocial, en términos simples, es una relación mantenida a distancia y unilateral. Millones de personas alrededor del mundo se sienten así con Taylor Swift, y folklore aumentó con creces la intensidad de esta relación.
Personalmente, me aferré a Taylor como si ella me pudiera ayudar a terminar con el duro proceso en el que estaba, y me consta que muchas otras swifties hicieron lo mismo.
Al final, todo se reduce a no sentirse sola. Jamás voy a olvidar la primera vez que la escuché cantar “Nunca he sido una natural, todo lo que hago es intentar, intentar, intentar. Cuando mandan a casa a los caballos y los payasos, yo aún estoy intentando todo para que me mires”.
Soy sólo una chica
No creo poder explicar con palabras la sensación de tener 17 años y escuchar “Uso mis mejores colores para tu retrato, pongo la mesa con la mierda elegante, y te miro soportarlo. Si está todo en mi cabeza, dímelo ahora. Dime que lo entendí mal de alguna forma. Sé que mi amor debería ser celebrado, pero tú lo toleras”.
O, por otra parte, “¿Cómo iba uno a saber? Que te conocería donde el espíritu conoce a los huesos, en una tierra olvidada por la fe. Desde la nieve, tu toque trajo un brillo incandescente, manchado pero tan tremendo”.
La poesía que Taylor trae, nuevamente en una época en donde no existía nada más que confusión a nivel global, expresaba perfectamente lo que cientos de personas, y en específico mujeres, sentían.
Últimamente está muy latente en la cultura popular la frase “soy sólo una chica”, y Taylor Swift es el perfecto ejemplo de esto. Soy sólo una chica, que definitivamente ha sido lastimada por un chico. Por varios, demasiados.
Dada la manera en que funciona la sociedad, los hombres tienen una tendencia a dejar heridas similares en las personas que dejan atrás, y esto es algo que Taylor explora constantemente.
También soy sólo una chica que ama profundamente y con cada fibra de su ser, y la artista también abarca esta faceta de la experiencia. Soy sólo una chica que está triste muy seguido, pero que también sabe celebrar la vida, y ver lo bonito en lo sencillo.
En su último álbum, Midnights, recoge distintas noches de su vida en un sólo álbum. Tal como Taylor, también soy sólo una chica que sigue sufriendo por cosas del pasado.
Este sentimiento de simplemente ser o simplemente sentir, está plasmado en todos y cada uno de los álbumes de Taylor Swift, y por eso hoy, en su natalicio, recuerdo cómo estoy tan intrínsecamente conectada a ella.