"Un fascista intentó electrocutarnos": Las historias de músicos chilenos en dictadura que revela The Guardian

El medio inglés rescató relatos personales de los músicos que se atrevieron a levantar la voz en los años de dictadura y extiende su legado hasta la banda de Gustavo Gatica.

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Fabian

Cuando Pinochet tomó el poder en 1973, lo que siguió fue un ataque directo contra la expresión artística. Músicos como Víctor Jara fueron asesinados, y otros artistas fueron censurados o prohibidos, por lo que escuchar o crear ciertos tipos de música se convirtió en un acto político.


El asesinato del músico Víctor Jara simboliza hasta hoy la crueldad del régimen contra la cultura, dice un reportaje de The Guardian.


El medio británico realizó un profundo reportaje sobre la historia de músicos chilenos que, pese al horror, se resistieron, crearon y tocaron música contraria al régimen.

Por ejemplo, Ángel Parra, hijo de Violeta, hizo una grabación clandestina mientras estaba preso. Otros escuchaban música a través de la radio.


Un testimonio de Eduardo Andrés Arancibia Ortiz, detenido en carcél de Santiago en 1986, recuerda cómo "en la cárcel siempre había un aparato de radio para acompañar mis ideas políticas impregnadas de poesía y esperanza".


Recuerda haberse encontrado con Los Prisioneros: "Su música se convirtió en nuestra trinchera y poesía musical, como todas las demás formas de lucha contra la dictadura".


Pero también se usó la música como tortura, como en la casa de Calle Irán en Santiago, apodada La Discoteque por agentes de la DINA, por la música que se tocaba para enmascarar el ruido del sufrimiento de los detenidos.

Los Pinochet Boys


En 1984, en Santiago de Chile, nacía el grupo Los Pinochet Boys, formado por adolescentes que ya habían vivido una década bajo la férrea dictadura de Augusto Pinochet.


Daniel Puente Encina, bajista y vocalista del grupo, describe aquella época como "extremadamente oscura" en la que "el miedo a ser detenido o torturado hasta la muerte siempre estaba presente".


Las actuaciones del grupo eran un secreto a voces. Su nombre ya suponía una amenaza constante, y los conciertos casi siempre terminaban abruptamente debido a la intervención policial.


“Muchas veces nos golpearon, nos dispararon e incluso un fascista intentó electrocutarnos, recuerda Puente Encina.


Para Los Pinochet Boys, la música era su escape y una forma de protesta. Puente Encina, que eventualmente tuvo que dejar Chile, afirma que "la idea de la canción de protesta siempre ha sido y será parte de nuestro ADN cultural".


Aunque solo dos de sus canciones sobreviven en una cinta, siguen siendo relevantes para las nuevas generaciones.

El legado de la resistencia en democracia


Mientras Chile se aproxima al 50º aniversario del golpe de Pinochet, emerge otra banda, Hacia La Victoria.


Sus integrantes son sobrevivientes de la represión estatal chilena, incluso después del retorno a la democracia. El baterista, Gustavo Gatica, perdió completamente la vista durante una manifestación.


El peso del pasado dictatorial estuvo presente durante meses de protestas recientes. El presidente Sebastián Piñera desplegó al ejército y la policía utilizó armas "no letales" contra los manifestantes, dejando más de 30 muertos y miles de heridos.


“De alguna manera estamos fuertemente vinculados con los sobrevivientes de la dictadura”, dice Lágrima del Sol, vocalista de la banda. Chocorius agrega que la música es una herramienta de lucha y ha sido su megáfono a lo largo del tiempo.

Memoria y Música


Hoy en día, iniciativas como Cantos Cautivos, un archivo digital creado por la dra. Katia Chornik, recopilan testimonios sobre las experiencias musicales en los centros de tortura y detención durante la dictadura.


La música sigue siendo un instrumento vital para recordar y conmemorar a las víctimas de ese oscuro período.


La música sigue siendo una herramienta poderosa, no solo para recordar sino para inspirar a las futuras generaciones en la lucha por la justicia y la igualdad.