Todos los errores no forzados de la derecha que explican su catastrófica derrota ante Ávila
En esta columna, Álvaro Valenzuela Mazo revisa paso a paso cómo se fue desmoronando la acusación constitucional contra Ávila, la cuarta vez que la oposición fracasa ante un ministro de Boric.
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Por Álvaro Valenzuela Mazo, analista político y fundador de "La política chilena según Álvaro"
📷 La foto completa. El fracaso de la acusación constitucional de la oposición se debió a que no lograron conciliar dos objetivos. El primero, no hacerle un desaire a parte de los propios. El segundo, generar incentivos para que suficientes diputados de centro se les sumaran con sus votos para que el libelo pasara al Senado.
🚀 El impulso inicial de la acusación contra el ministro no fueron las supuestas irregularidades de la Junaeb ni los lamentables retrocesos en el Simce, sino que un reclamo de agrupaciones de padres contra un instructivo del Mineduc sobre sexualidad e inclusión de los niños. Ante esto, un puñado de diputados opositores puso el grito en el cielo y anunció una acusación constitucional contra el ministro Ávila.
💰 Sin embargo, esta agenda conservadora no tenía posibilidad alguna de prosperar en la búsqueda de una mayoría en la Cámara de Diputados. Por esta razón, los diputados alegaron supuestas irregularidades en la Junaeb.
💸 De este modo, el diseño comunicacional para la acusación se sostendría en el combate a la corrupción. Para mala suerte del ministro de Educación, justo estalló el caso de Democracia Viva. Esto generó mejores condiciones para la búsqueda de votos fuera de las huestes del Partido Republicano y Chile Vamos.
💥 Se enturbia el relato de la JUNAEB.
⚔️ Primer error. El pilar central de la acusación, es decir las irregularidades de la Junaeb, no fue defendido con la suficiente prolijidad.
💵 Se llevó al ex director de la Junaeb a la comisión que estudiaba la acusación constitucional, este denunció que se pagaron $3.500 millones por solo 30 colaciones. Esto fue rotundamente negado desde el gobierno y el hecho quedó en nada concreto. Enturbiar las aguas con esto fue innecesario.
📺 Tampoco fue afortunada la aparición del diputado Alessandri en el programa Tolerancia Cero. Si bien los puntos que sostuvo la panelista Mónica Rincón no fueron del todo precisos, el diputado opositor no estuvo correctamente preparado para refutarlos. Era altamente predecible que los panelistas atacarían duramente los fundamentos de la acusación constitucional.
🚨 Colapsa el relato. No obstante, lo anterior, la acusación quedó en la UCI recién tras la espantosa aparición de Marcela Aranda, quien, tras un confuso incidente, logró hacerse de un micrófono para disparar diatribas homofóbicas contra el ministro. Es decir, alejó el foco de la Junaeb, que es donde la oposición quería jugar (terreno en el cual la oposición tampoco estuvo descollante) y lo llevó a la orientación sexual del ministro.
🍰 Un maná caído del cielo para el oficialismo. La oposición pudo haber repudiado expresamente el ataque homofóbico para controlar los daños, pero eso la hubiese enfrentado con sectores radicalizados de la ultraderecha por lo que optaron simplemente por tratar de llevar el asunto de vuelta a las irregularidades de la Junaeb, ignorando los dichos de Marcela Aranda.
💣 Sin embargo, la diputada Cordero tuvo otros planes. Más preocupada de realizar una performance histriónica que de la racionalidad política, se sumó a Marcela Aranda, y atacó al ministro, tratándolo de pervertido y asqueroso.
Esto hizo insostenible que la acusación tuviese los votos necesarios.
💥 Al momento de escribir estas líneas, Chile Vamos está en una crisis. Schalper reclama que Evópoli lo apuñaló. Sin embargo, este último perfectamente puede reclamar que el acuerdo de apoyar la dudosa acusación constitucional no incluía la exposición de Aranda ni los dichos de la diputada Cordero.
🤔 En efecto, Evópoli tiene pretensiones de representar una derecha liberal. Es razonable pedirle a este que ignore el origen conservador de la acusación constitucional en nombre de la probidad, pero no se le puede exigir que avale una agenda comunicacional abiertamente homofóbica que hubiese ido absolutamente en contra de los valores que el partido dice defender.