El estallido social no le dejó nada bueno a Chile (y el desastre que viene puede ser aún peor)
La última encuesta Criteria indica que la percepción negativa del estallido aumentó de un 33% a un 55% entre julio de 2020 y octubre de 2023. Llegó el momento de aceptar que el 18-O fue un fracaso total.
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Qué ingenuos que éramos. En las horas posteriores al 18 de octubre de 2019, creíamos que algo había cambiado en Chile.
🔥 El malestar acumulado que estalló esa noche del 18 de octubre de 2019, para muchos, representó la idea de que Chile despertó.
🙅♀️ Pero no, nos está legando una restauración conservadora campante en el proceso constitucional, un presidente progresista gobernando con una agenda de seguridad ajena y la idea de salir a protestar completamente deslegitimada. Ahora está mal visto ir a marchar.
🇧🇷 El 2019 chileno nos recuerda al 2013 brasileño, con las protestas del movimiento Passe Livre, donde miles de jóvenes salieron a las calles a pedir mejoras en transporte y educación; pero en un plazo de seis años, el caos permitió que un discurso, que antes parecía delirante, se volviera una realidad y saliera electo Jair Bolsonaro. Seis años, y nosotros llevamos cuatro.
Hablemos del "octubrismo"
🗓️ A fines de 2019, José Joaquín Brunner, histórico intelectual de la Concertación, acuñó una dicotomía para entender los dos espíritus que emanaron del estallido social: El octubrismo y el noviembrismo.
✨ Para Brunner, a diferencia de lo que muchos piensan, el octubrismo no es un movimiento, ni un partido, ni una ideología. "Yo digo que hay un ethos, una cultura, una sensibilidad, una manera de entender el mundo y que tiene muy en el centro esta idea de que todo es posible. Es un espíritu romántico y utópico propio de estos movimientos, como el 68 en París, donde ocurrió lo mismo. La gente estaba viendo el infinito, la radical posibilidad de algo completamente distinto", explicaba en una entrevista en El Desconcierto.
🐶 Desde ese espacio emergieron figuras como el Pelao Vade, el Perro Matapacos y toda una iconografía más estética que política. Hubo, eso sí, un movimiento posterior que adoptó el octubrismo como carta de presentación: La Lista del Pueblo, que logró conseguir 26 convencionales electos en el fallido proceso constituyente, y terminó disuelto y quebrado en menos de un año.
🚫 ¿Qué queda del octubrismo cuatro años después? Prácticamente nada.
📜 El noviembrismo, por otro lado, tuvo un gran hijo en sus manos: El proceso constituyente. Un 78% estuvo de acuerdo y, en sus elecciones, los sectores independientes y de izquierda se quedaron con la mayoría de los escaños.
💥 Pero al poco tiempo todo se empezó a desmoronar, desde que el Pelao Vade reconoce que no tiene cáncer hasta el dantesco espectáculo en Valparaíso por el Apruebo encabezado por Las Indetectables. ¿El resultado? Un arrollador triunfo del Rechazo.
El 18-O no fue un proceso transformador
🧬 El principal error del estallido fue mal entenderlo como un proceso de transformación, cuando en realidad no tenía ninguna posibilidad de materializar ningún sueño. No había ningún gran movimiento, ni partido que lograra articular esa gran masa que salió a protestar.
📝 Llegó la hora de pasar la factura. La izquierda cometió el error de romantizar y apropiarse de sus causas. La derecha por su parte, salió con conspiraciones ridículas, como que "K-Popers", "cubanos" y "chavistas" estaban tras las protestas y la quema del metro (o la organización ACAB, como aseguró el ex director del INDH, Sergio Micco, recientemente).
📜 En el sistema político no había un plan, a corto o mediano plazo, para encauzar la rabia de las calles. En diciembre de 2019, se rechazó la acusación constitucional a Sebastián Piñera en la Cámara de Diputados. Pudo haber pasado, pero seamos serios. Si se aprobaba, ¿quién quedaba? ¿Jaime Quintana, entonces presidente del Senado? ¿El ministro del Interior, Gonzalo Blumel? ¿La gente hubiese aceptado eso?
🤦 Lo único que se atinó a decir desde arriba fue: Abramos un proceso constituyente y ahí vemos qué hacemos. Mucho se habló que a la Convención, Fernando Atria llegaba con la nueva Constitución escrita bajo el brazo. Nada más lejos de la realidad.
De ACAB a YAAC
👮♂️ Una de las instituciones que salió peor parada del estallido social fue Carabineros. El uso desmedido de la fuerza era el piso de la discusión para discutir su actuar que dejó cientos de manifestantes con daño ocular por el uso indiscriminado de perdigones.
😡 En ese momento, se hizo famosa la consigna estadounidense ACAB (All Cops Are Bastards). Sin embargo, esa visión crítica de los uniformados también cambió.
📉 Según la encuesta CEP, la aprobación de Carabineros pasó de un 68% en julio-agosto de 2019 a un 37% en octubre-noviembre del mismo año, su nivel más bajo desde que se realiza este estudio. Sin embargo, su evolución ha sido enorme hasta ahora.
📈 Carabineros alcanzó una cifra histórica de respaldo en mayo de este año. La encuesta Cadem mostró que un 83% de aprobación entre sus encuestados, mientras que solo el 17% desaprobaba la institución. Esta es la cifra más alta desde 2015, cuando se inició la medición.
👏 Ahora Carabineros parece la institución perfecta. Tiene más espalda, se han puesto en debate sus condiciones de trabajo, e incluso se propone aumentarle los sueldos. También tienen más atribuciones gracias a la agenda legislativa de seguridad. Atrás quedó el ACAB, ahora se levantan las banderas de YAAC (Yo apoyo a Carabineros).
Proceso constituyente 2.0: Entre el fracaso y la derrota
👎 El triunfo del Rechazo abrió otro camino constitucional, pero ya la izquierda había perdido toda la confianza. ¿Su reemplazo? El Partido Republicano, que agrupa a los sectores más radicales de la derecha chilena.
😱 La victoria de Luis Silva y sus amigos enfrenta a la ciudadanía a un dilema donde nadie gana: Si triunfa el “En contra”, se asume el fracaso del proceso constitucional; si gana el “A favor”, tendremos una Constitución neoconservadora, con retrocesos importantes en derechos sociales.
📉 Las encuestas adelantan que el escenario muestra un proceso resquebrajado, sin confianza y que se desmorona conforme pasan los días. En fin, qué país. O fracasamos o perdemos. El estallido social no le dejó nada bueno a Chile.