"Aurora" de Cristóbal Briceño: Si separas la obra del autor, es una mierda de obra
Tras llenar el Teatro Caupolicán con Ases Falsos y ante el inminente receso de la banda, el cantautor nacional apuesta sus fichas, en esta nueva etapa de su trayectoria, a su trabajo solista como el más importante proyecto de su carrera.
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- Por Rodrigo Roa
“¿Puedes separarte de tu obra? Seguramente sí, pero qué mierda de obra”, dice Cristóbal Briceño en Decirme nada, track 4 de Aurora (2023), su más reciente álbum solista. Lo dice a modo de editorial, de declaración, de "statement". Un mensaje dirigido a quienes podrían sentir contradicción de escuchar a un autor y ligar su personalidad directamente a su trabajo.
Briceño, sus hinchas lo saben, establece una posición: todo lo que es, sus actos y pensamientos, sus triunfos y derrotas, son lo mismo que sus canciones. Y en este disco, el primero tras el anuncio del receso indefinido de Ases Falsos, marca una nueva etapa en su carrera -ahora sí- solista.
Aurora aparece poco más de un año después de Doler Crece, obra que le valió el Premio Pulsar 2022 al Mejor Artista Pop y que permitió el nacimiento de la dupla Cristóbal Briceño-Diego Peralta. Este último, músico multi intrumentista, productor y uno de los nuevos mejores amigos de Cristóbal, es pieza fundamental del espíritu del disco.
Grabado y producido en Estudio Subacuático, Aurora presenta una vez más la sonoridad propia del trabajo entre Briceño y Peralta, en donde se destaca el uso de sintetizadores y equipos análogos que bien nos llevan a colores tímbricos propios de los años '80.
Lo mejor no es todo, voy a darlo todo
Aurora fue publicado el 8 de diciembre, un día antes del primer show de despedida de Ases Falsos, y cuenta con 10 nuevas composiciones de Briceño arregladas y producidas por Peralta, además de un logrado cover de Acaso quieres venir, canción de Jorge González en su era electrónica con Los Updates.
Con una estructura que rompe con el “formato canción” de “verso-coro” que venía del Doler Crece, este nuevo trabajo presenta formas extensas, similares a las del rock progresivo.
Así lo demuestra el primer corte, Viaje al kilómetro cero, donde una secuencia de sintetizadores con guitarras distorsionadas nos introduce a una suite synth-rock de 4 minutos, con mucha decisión sonora y tímbrica, que da cuenta de la tónica del resto del álbum.
El sonido ochentero, new wave y dark pop, atraviesa los 11 tracks, alcanzando picos de altura en la post apocalíptica La llamada (hasta ahora el tema con más reproducciones del disco en Spotify y clara candidata a convertirse en videoclip) y en la popera La casa gana.
En lo lírico, Cristóbal continúa despachando sentencias definitivas, como lo ha hecho durante todo su carrera. En esta ocasión, resalta la ya mencionada Decirme nada, donde define a la obra como parte indivisible de su creador. Plantea: tú los puedes separar, pero eso implica mutilar no sólo al autor, sino también a su creación.
Voy a darlo es una columna de opinión en verso, donde refuta como inexacto el uso del concepto del título (entregar lo mejor no es sinónimo de entregarse por completo), sino también que tomar lo bueno de alguien también implicar tomar lo malo. Y la oferta de Briceño es el todo o nada. Tómalo o déjalo:
Voy a darlo todo,
pero todo de verdad.
No como cuando se dice
"voy a darlo todo",
queriendo decir
"voy a dar lo mejor".
Lo mejor no es todo.
Voy a darlo todo.
Enseña sin tener que hablar
Aurora Miranda Saldaña es el nombre de la fallecida abuela de Cristóbal Briceño. El nombre de este disco es un homenaje a ella, a su paso por la vida y a su memoria. El momento en que el tributo se vuelve verso y melodía es en la elegía titulada Aurora, último track del disco.
En su papel de nieto, Cristóbal entrega un conmovedor retrato de su abuela y de la relación entre ambos, tan bien logrado que logra transmitir la emoción, la pena y el cariño por la partida de Aurora de este mundo, todo entregado en formato balada de radio AM ochentera.
Ad portas del hiato con Ases Falsos, Aurora refleja un cansancio comprensible, una necesidad de pausa y reflexión. Briceño utiliza la metáfora del barbecho para ilustrar este proceso: al igual que la tierra que se deja reposar para rejuvenecerse, él ve este paréntesis como una oportunidad para re energizar su creatividad y pasión.
Aurora es una muestra más de la versatilidad creativa de Cristóbal Briceño. Un trabajo con mucho mensaje entre líneas y que, al igual que su antecesor Doler Crece, marca un hito más personal y profundo en la carrera del cantautor, un reflejo de este periodo de transición, un testimonio de lo humano, lo íntimo y lo artificial.